Blue Monday ¿Es realmente el tercer lunes de enero el día más triste del año?

El Blue Monday, conocido como Lunes Triste en español, hace referencia al día más triste del año.

Lo habremos oído, puede que incluso hayamos tratado de comprobar si se cumple.

Lleva unos años sonando en los medios de comunicación, concretamente desde 2005, que el tercer lunes de enero es el día más triste del año. Esta idea se basa en una fórmula que ideó el psicólogo Cliff Arnall, en la que consideraba variables como el tiempo transcurrido desde las fiestas, la fijación de los nuevos propósitos de Año Nuevo, la constatación de que muchos de ellos no se cumplirían, la cuesta de enero, entre otras. Bueno, suenan lógicas, pero, ¿realmente se pueden medir? ¿tienen la misma importancia para todo el mundo?

Cabe señalar junto a esto los fines para los que la desarrollo, un tanto cuestionables, ya que fue contratado por una agencia de viajes para darse publicidad y aumentar sus ventas.

Ahora bien, ¿cómo la Psicología analiza este tipo de términos? Pues sinceramente mal, para qué mentiros. Y es que la proliferación de conceptos como éste lo único que puede hacer es ayudarnos a justificar algunas cosas que nos pasan o más grave aún, nuestra actitud y decisiones al respecto. Si casualmente ese día me dan una mala noticia y me he enterado de que encima es el Blue Monday, podré caer en la trampa de pensar que estos dos acontecimientos (la mala noticia y este inocente día) estaban unidos por algo.

Aquí es donde introducimos el concepto de pensamiento mágico, que es una tendencia muy frecuente a establecer relaciones de causa-efecto sin fundamento lógico. Puede ser por una incorrecta asociación entre algo que la persona hecho y un suceso negativo, y pensar que eso es lo que lo ha provocado, o incluso pensar que ha sido provocado por fuerzas sobrenaturales, como pasa con las supersticiones.

En mayor o menor medida todos, especialmente de niños, hemos activado esta forma de pensar. Es una manera que tiene nuestro cerebro de “jugar”, ¿quién no ha evitado pisar un determinado color o las líneas del suelo cuando iba al colegio o caminaba por la calle? De adultos también lo podemos seguir aplicando, por ejemplo, asociar llevar un amuleto o estampita a un examen con aprobarlo. Otro muy conocido es el de algunos deportistas que tienen que llevar una prenda de ropa (en la mayoría de los casos suele ser ropa interior, como dato curioso), o un pequeño objeto, como un anillo o pulsera, para aumentar la sensación de seguridad durante una competición. Ahora bien, ¿y si se les olvida? Pues corremos el riesgo de caer en el siguiente error de pensamiento:

La ya citada en un artículo anterior profecía autocumplida (El error del adivino). En relación al tema que nos ocupa, si damos por hecho que al ser este tipo de día nos irá mal, puede que nuestras decisiones estén condicionadas por esta creencia y, por un lado nuestra actitud nos perjudique o dejemos de hacer determinadas cosas porque pensamos que se “gafará”.

si comenzamos a pensar en las cualidades negativas que “puede” tener este día, nuestro foco atencional va a dirigirse a aquellos acontecimientos, también negativos, que lo corroboren, haciendo que recordemos selectivamente lo malo, y confirmemos la idea de que sí es un mal día. A su vez, lo positivo o neutro, como no está entre las señales de alerta, no pasará tan fácilmente ese filtro como lo que sí lo confirma.

Por todo ello, lo único que los psicólogos le encontramos a que el Blue Monday sea realmente un mal día es que provoque que caigamos en esta trampa cognitiva. Para los que no son psicólogos, se trata de una herramienta de marketing para alegrarte, mediante el consumismo, un falso mal día, es decir, un día normal y corriente para la gran mayoría de personas.

Así que dejemos a los lunes tranquilos, ya los denostó lo suficiente Garfield, aunque sus motivos giraban más en torno a la pereza.

Las cosas negativas han pasado, nos pasan y seguirán pasando, al igual que las positivas y el amplio abanico de grises que existe entre estos polos. No culpemos a un día de todo esto, como ya hicimos con el pobre 2020 porque su inicio coincidió con la pandemia…

Sea el día que sea, normalízalo, dale tregua, cuídate y céntrate en las decisiones que te ayudan a continuar y estar bien en el corto, medio y largo plazo.

A pesar de todo esto, por suerte, este término no nos ha calado, lo percibimos con más curiosidad que credibilidad. Además, hace no mucho el mismo autor de esta fórmula desveló que no estaba para nada bien fundada, reconociendo algo que sí decimos los psicólogos, que a pesar del día que sea, podemos gestionar nuestras emociones para no caer en ninguna trampa mental como la que él mismo inició.

Créditos de la imagen: Aaron Burden on Unsplash